sábado, 11 de junio de 2011

Crónicas de un Hospital (2ª parte): Y ahora... ¿dónde aparco?


"Donde fueres, haz lo que vieres..."
Continuando con mis crónicas de un Hospital, voy a entrar ahora en un tema peliagudo: los aparcamientos.

Curiosa reserva de dominio... ¿oficiales?

Por supuesto, llegar una mañana a consulta o a visita al Hospital y no tener donde aparcar es la tónica de cada día. Y alguien me dirá... ¡Pero si existen dos aparcamientos controlados por los "VOVI-AL"! Pues es verdad, no había caído. 

Existe un aparcamiento en la parte baja del Hospital, donde se encontraba el anterior Helipuerto, y que por la saturación del diario, tendrás suerte si no te quedas bloqueado por dos simpáticos (porque bastan solo dos) que se pongan de acuerdo para cortar entrada y salida (con o sin ayuda) del aparcamiento.

Si te gusta la aventura y el Auto-cross "xtrem", también tienes la opción del aparcamiento de la parte superior, el cual, como creo que todos lo conocemos, voy a obviar los comentarios, y para el que no lo conozca, ¡aún está a tiempo! evítalo...


Después tenemos las opciones "afortunadas", es decir, las plazas que quedan disponibles alrededor del edificio, cuyo estacionamiento no está limitado a ciertos vehículos: taxis, minusválidos, carga y descarga, ambulancias, oficiales (cabos y sargentos, abstenerse), autobuses y servicios de combustible. 

En resumen, te quedan unos pocos huecos donde dejar el coche, que te permitan, por ejemplo, descargar una pequeña TV, con sus cables, receptor de TDT, base de enchufes, cinta de seguridad para evitar accidentes adicionales en la colocación del sistema... o, mismamente, un colchón antiescaras. Por supuesto no hay problema si cuentas con un cochecito de campo de golf para hacerlo llegar desde tu coche hasta el ascensor... ummm ¿qué estoy diciendo? noo, no se me ha ido la olla, solo pensaba frente al teclado.

Plazas reservadas a vehículos oficiales (2)

Menos mal que este problema de aparcamiento solo es durante la mañana. Las tardes y los fines de semana son más tranquilos. Incluso te puedes plantear el aparcar tu coche en alguna de estas plazas reservadas, porque ¿como va a venir la grúa a llevarse un coche al Hospital? Por descontado, todas las personas que se encuentran allí con sus vehículos tienen algún motivo de peso para estar. Además, si estás viendo coches y coches aparcados en lugares no permitidos, supones que será la norma y no habrá "problema" por dejarlo ahí un ratito.

Pues esto fue lo que pensó Mr. T (nombre ficticio con el fin de mantener su privacidad y anonimato en esta historia), cuando esta tarde mientras su esposa pasa los últimos momentos con su padre (en situación ya terminal irreversible), el se acerca con su niño de corta edad, para que su madre lo pueda abrazar un ratillo en estas horas tan duras, mientras pasea por los alrededores con el fin de despejar (aunque resulte imposible) sus pensamientos contemplando a su retoño.

Lugar de la retirada... horas más tarde.

Antes hacía mención  a estas plazas como "afortunadas" por la intervención que la suerte tiene en ellas. Cuando regresan al coche para coger de la bolsita del niño, el potito correspondiente para su merienda, ¡CANASTOS! ¡EL COCHE NO ESTÁ!

Al parecer era la hora de descarga en la cocina del Hospital, y un vehículo marca Mercedes (propiedad de alguien relacionado con una intervención urgente) impedía el acceso al muelle de descarga al camión. Tras avisar a la grúa municipal, y presentarse este servicio en el Hospital, deciden llevarse el vehículo de Mr. T (potito incluído) porque favorecía la maniobra de descarga, sin necesidad de retirar el mencionado Mercedes.

A estas alturas, que nadie piense que hubo tráfico de influencias ni nada por el estilo, ya que coincide que Mr. T trabaja en un Dpto. muy directamente relacionado con el Servicio de Grúa Municipal de su ciudad y, muy a su pesar (porque a nadie le hace gracia el "desembolso") tuvo que abonar el importe de la retirada de la grúa (por supuesto, menos los descuentos correspondientes en este tipo de sanción por pronto pago).

Y esta historia tuvo un final "feliz", al poder descargar el camión su mercancía, y prepararse en la cocina los menús correspondientes, así como el chiquitín acabó cenando su merienda, con la pertinente rabieta por el retraso y (a nivel alimenticio) sigue con su desarrollo normal, pese a contar sus papás con unos euritos menos este mes para potitos...

Por cierto, en la crónica anterior, hablaba de los carteles de derechos y deberes. La versión en español, se encuentra en las habitaciones, colgada en lugar visible en la pared, junto al plano de evacuación en caso de emergencia... ¿que como sabemos cuando hay una emergencia? Muy fácil, basta con mirarnos al espejo donde debería estar el plano y, si tenemos cara de pánico... ¡es que hay una emergencia! 
"No hay plano, es un espejo que indica el grado de gravedad de la emergencia"
(en una habitación de la segunda planta de cuyo nº no puedo acordarme)

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