5 de junio. Son las once y cuarto de la noche... en la entrada de Urgencias del Hospital Punta Europa. Mientras espero mi turno para entrar a visitar a mi suegro, soy testigo de una expresión de amistad y fidelidad que me pone en la garganta el primer nudo de saliva, de los muchos que me tendré que tragar en los próximos días.
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Derechos y deberes de los usuarios y usuarias. |
El hecho de no encontrar el cartel en español, por supuesto, no quiere decir que los españoles no tengamos derechos... sino que se encuentran en cada habitación del hospital (aclaro esto para evitar los pensamientos xenófobos que a veces surgen de estas reflexiones y nada más lejos de la intención del escopetero...)
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Me quedé con la curiosidad de saber su nombre. |
Un perro, de raza genérica(...), se encuentra tumbado delante de la puerta de entrada, con un mendruguillo de pan a su lado, que apenas ha tocado en las 6 (¡SEIS!) horas de espera que según los comentarios que le oía al personal del Hospital, llevaba allí guardando su puesto. Al parecer su dueño había llegado a las cinco de la tarde en una ambulancia, grave, y su perro lo siguió desde su casa. Y una situación curiosa del sistema sanitario: tienen permitida la entrada, para resumir, cualquiera que llegue a sus puertas salvo, lógico por otro lado, tu perro, aunque puede que sea el único alma que te espera de regreso a casa.
Igualmente, me llama la atención la simbología anti-tabaco que adorna las aceras del Hospital, indicando las zonas donde no se puede fumar y donde el "segurita" de turno te puede obligar a que apagues el cigarrillo... aunque esto tiene fácil solución: basta con seguirles al rincón donde ellos dedican unos minutos al humeante vicio y te libras del mal rato.
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