¡Tafira suriquimba!
Cuántas veces oí esta expresión...
que me tenía la cabeza loca de intentar encontrarle una explicación
lógica a esta frase que al parecer le habían referido a Don Alfonso
Pérez de Guzmán, allá por el siglo XIII...
No me imaginaba a un meriní de la
época con semejantes problemas de dicción, o con un cansancio tal
de hacerle errar la lengua hasta ese punto. Al final resulto ser una
frase tristemente (aunque graciosa) célebre a partir de una
representación del Sitio de Tarifa, en la cual el protagonista
principal se puso enfermo, y un compañero suyo se vio obligado a
aprenderse en un momento, su corto papel: “¡¡Tarifa sucumbirá!!”
Pero... ¿sucumbirá...? ¿a quién?

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Estatua que recuerda el gesto de Guzmán |
Coronel, se encontraba cautivo de las huestes asediantes, para obligarle a ceder el control de la fortaleza, éste les lanzó desde lo alto de la muralla su propia daga, para que mataran con ella a su hijo, antes que sucumbir al chantaje del Infante Don Juan, o así cuenta la leyenda...”
Y, desgraciadamente, no es esta la
primera ni la última anécdota de sacrificio a este nivel, ocurrida
en la historia de los asedios extramuros en esta Piel de Toro. De
hecho, la leyenda que le da origen a mi apellido, va por los mismos
derroteros (aunque no filiales...) o la acontecida 642 años después,
en un Alcázar de la Mancha, de cuyo nombre prefiero ahora no
acordarme...
Al final, nos encontramos siempre con
“sacrificados valientes” dispuestos a renunciar a lo más sagrado
(la sangre y los vínculos) a cambio de una Victoria o de otro tipo
de beneficio.
Ya en nuestros días, en los que negras
tormentas sacuden los aires de las clases políticas, reales y, a
veces, sociales, abrimos los ojos con anhelo de encontrar la figura
de un “héroe” dispuesto a renuncia de un vínculo o una promesa
por alcanzar una de estas Victorias o beneficios... Pero, ¿cuál es
nuestra sorpresa al vernos obligados a cerrar los ojos para que no
nos ciegue tanta desfachatez? Si es que hasta los hay que no solo
lanzan su daga desde la muralla... sino que la lanzan de punta y sin
funda, por si pueden ahorrarle el trabajo al matarife de turno y
acabar cuanto antes(...)
Pero volviendo al hilo de esta
historia, recuerdo cuando visité Tarifa por primera vez. El viento
de Poniente estuvo a punto de dejarme ciego al bajar hasta la Isla de
las Palomas... Bonito paraje que me presentó por aquel entonces, lo
que equivocadamente me dijeron que era el Castillo de Guzmán el
Bueno. A mí, la verdad, me parecía pequeño para lo que había oído
acerca de la magnitud de dicha edificación. Y por supuesto, sin
contar el estilo que ni por asomos me parecía propio de la época.
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Foto reivindicativa Pro-Museo del Castillo de Santa Catalina, que circula en redes sociales. |
Construido en el Cerro del mismo
nombre, cuyos antecedentes urbanísticos fueron una ermita que hacia
el siglo XVI, aparece en el grabado del pintor holandés Van der
Wyngaerde, y, en el siglo XIX, un fortín de Artillería, mantenido y
reformado hasta 1859, momento en el que debido a la “dejadez” de
los políticos de la época cae en el más profundo abandono en 1867,
cuando Tarifa se descarta como plaza de defensa marítima.
A continuación, en el siglo XX,
recobra la posición, cierta importancia por su situación
estratégica ante las Guerras Mundiales, que volvieron a armar al
Cerro de nidos y búnkeres.
Durante la Dictadura de Primo de
Rivera, concretamente en el año 1926, el Ministerio de Marina
plantea en el punto más alto del Cerro, la construcción sobre las
ruinas del antiguo Fuerte, de un Semáforo óptico de señales
marítimas. Una vez cedido el Cerro por la Corporación Municipal al
Estado, en 1928, se redacta en 1929, por Don Julio Murúa, el
proyecto para este edificio, diseñado desde su origen siguiendo los
cánones renacentistas. Se levanta ya finalizada la Dictadura, entre
1930 y 1931.
Es en 1933, durante la II República,
cuando entra en funcionamiento, aunque sin llegar a instalarse el
semáforo que en un principio tenía destinado para su uso. Durante
la Guerra Civil, en 1936, sufre continuos bombardeos por parte de la
Escuadra gubernamental, siendo declarado inútil para el servicio en
1937. Tras casi cuarenta años de nuevo abandono, durante los cuales
sufrió diferentes usos y ocupaciones, en 1972 se rehabilita por
Marina, para albergar el Centro de Control de paso de buques del
Estrecho de Gibraltar y el centro de observación meteorológica,
dependiente de la Armada Española y el Instituto Nacional de
Meteorología, convirtiéndose en la más meridional de Europa.
En el año 2000, el Centro de Control
se traslada a otras instalaciones y pasa a ser utilizado como puesto
de vigilancia nocturna de la Guardia Civil.
En 2001, vuelve a titularidad municipal
y se solicita su inclusión como Bien de Interés Cultural y en
sesión de 18 de junio del mismo año, la Comisión Provincial de
Patrimonio Histórico informó favorablemente sobre la inclusión del
Cerro y Castillo de Santa Catalina en el Catálogo General del
Patrimonio Histórico Andaluz, con la categoría de Monumento y con
carácter genérico. Así mismo, se encuentra bajo la protección de
la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la
Ley 16/1985, sobre el Patrimonio Histórico Español. En 1993, la
Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos
de la Comunidad Autónoma de Andalucía. (Fuente: castillosnet.org)
A la espera de una necesaria
rehabilitación que lo convierta en la sede ideal como Museo marítimo
del Estrecho, para cuyo fin no faltan colaboradores ni financiación,
aunque actualmente se estén barajando otros usos para ese suelo.
Sobre este particular, Valdevaqueros ya
ha sucumbido... ¿ocurrirá lo mismo con Tarifa...? La cristalera de
un salón en esa situación... ¿cuánto vale? Me imagino que algun@
estaría dispuest@ a arrojar su daga desde lo alto de la Fortaleza...